¿A qué costo? Defender el desarrollo infantil en escuelas de alta competitividad
La ansiedad, la desilusión y la depresión surgen, en ocasiones con resultados devastadores, cuando la tensión entre las continuas altas expectativas de la escuela y la capacidad de desarrollo de los alumnos no cesa. Muchas escuelas de alto rendimiento reciben el apodo de “epicentros de sobre-desempeño” donde los alumnos “escuchan el principal mensaje que solo los mejores podrán obtener óptimos resultados en sus estudios, pruebas, deportes, arte, universidad… prácticamente en todo.” Por consiguiente, muchos alumnos se sienten estresados y presionados en estas escuelas, condiciones que no sólo llevan a la ansiedad y la depresión sino a peligrosas manifestaciones como el abuso de sustancias, trastornos de alimentación, falta de sueño, autolesión, y muy a menudo, suicidio.
¿Por qué ocurre esto? Con la ayuda de un modelo de entrevista estructurado y abierto, el Dr. Gleason ha investigado estas condiciones en los últimos cuatro años en Estados Unidos y en cientos de escuelas internacionales alrededor del mundo. A través de esta extensa investigación, ha descubierto completa unanimidad en las respuestas dadas por los educadores y padres vinculados a este tipo de escuelas. De manera alarmante, estos cariñosos y dedicados adultos admiten, aunque involuntariamente, sobre-exigir y abrumar a sus alumnos e hijos.
Durante la última década, resultados sin precedentes en estudios sobre el cerebro humano han revelado que el medio ambiente no sólo afecta la identidad del adolescente sino que, a su vez, transforma su cerebro. A la luz de las presiones que admitimos ejercer sobre los adolescentes, ¿qué debiéramos hacer? Encontrar el balance adecuado entre el rigor académico apropiado y educar a nuestros alumnos de una manera sana, segura y equilibrada tendrá implicaciones cruciales para toda la vida.